domingo, 29 de enero de 2012

Capítulo I - El bagre y la doncella.


Era un cálida noche de verano; Ella miraba interesada su Facebook atenta a si alguien escribía algo en su muro o realizaba comentarios, solo un hombre o persona siempre estaba atento a ella, un personaje misterioso agregado como amigo de un amigo pero que no sabía realmente cómo, ni quién era.
La cuestión  era compleja,  ella estaba triste por una ruptura y no quería vivir llorando, pasaba día y noche entre el chat y el Face, solo parando para comer o ir al baño, le encantaban los comentarios de este ser, tan interesante y atento.
Una tarde decidió tomarse un tiempo para tomar mates y mirar la televisión en la cocina.. malditos bizcochos de grasa..-pensaba para sí- no los bajo ni con diez años de Gym y localizada.
En la tele en un programa hablan personas deprimentes, extraña escenografía de colores brillantes, tan barata y molesta a la vista, la misma del año pasado, siempre la misma, todo lo mismo, nada cambia, y nunca aparece el verdadero amor.
En  la noche vuelve a encender la computadora, su gran inversión por cierto, y abre las páginas que alegraban su vida. Un comentario llamó su atención, era él—ese ser misterioso.
-Qué bonita sos, estar con vos sería tocar el cielo con las manos.
En sus ojos brotaron las lágrimas; era algo que no esperaba, era algo de lo que estaba increíblemente necesitada, una muestra de afecto.
 Se preguntaba  ¿Qué decirle?  ¿Cómo sería él? ¿Sería una lesbiana enmascarada? Miles de preguntas sin respuestas…
Evitando cualquier contacto decide irse a duchar, para pensar mejor como encarar a esa persona.
El agua estaba fría, se quedó con shampoo en el cabello por la maldita costumbre de ponérselo antes de mojarse bien, se dirigió iracunda al calefón, ¡Maldito! Siempre andaba mal, lo puso más fuerte y se dirigió a la computadora.
Estaba él o ella conectado, se le pasó toda la bronca de golpe. Su toalla rosada era un nido para sus dedos nerviosos, hoy le escribiría.
Con toda su fuerza de voluntad y sintiendo que le temblaban las piernas puso un tímido -Hola, a esa fantasía que alimentó desde que le rompieron el corazón, con terror a desilusionarse.

                                                                                  Laura L.G.



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