lunes, 30 de enero de 2012

Capítulo VI - Ignoro.

                                           



     -¿La amás? (Pregunta ella)

      Un silencio acude a sus palabras, las envuelve. Cierra el grifo de las letras, apenas gotean algunas emes o puntos suspensivos, se podría decir que está su razón en coma, en una coma, en un espacio de separación, entre ambas tal vez, una explicación. Un silencio acude, silencio de lengua estática, dedos comprimidos y labios secos.

     -Yo no sé si la amé, sé que vivía para ella, que la esperaba, que cada sacrificio me convertía en una especie de héroe, que los proyectos eran un horizonte de reconfortantes momentos, un Paraíso prometido entre nosotros, íntimo. 
      Había, habíamos hechos planes, tontos muchos, pero nos gustaba jugar a pensar que era de otro modo, teníamos todo en nuestros deseos y lo disfrutábamos con una enorme inocencia. 
      Luego, porque existen los luegos, fuimos cumpliendo metas, vivimos juntos y el dinero no alcanzaba, pero vivíamos juntos. Todos los espacios gigantes en donde pensábamos felicidad se fueron estrechando a un departamento, una pieza y la realidad de tener que adaptarnos.
      El sacrificio se convirtió en obligación, el valor del héroe se fue convirtiendo en un deber mundano. Sus desnudos, la cena, hacer el amor, reir, se fueron convirtiendo en levantarse, comer, sexo y discutir; me pregunto ¿Por qué?. ¿Cómo?, la atención, la idea de eternidad, las promesas que terminan en "Para siempre" se vuelven nada y te digo, cuando las palabras que tienen demasiado sentido se vuelven nada es porque ya está todo perdido. 
      Se asume la perdida, pero primero están los engaños, luego de los engaños la indiferencia, luego las fantasías, los lamentos y por último ningún recuerdo genera felicidad y el amor lo que se creyó amor se vuelve temor, posesión, algunos hombres optan por simplemente conformarse con estar con alguien como quién tiene un perro y le coloca una correa, a mi se me dió por no hablar, dejé de contar mis cosas más comunes y dejé de escucharla. No sé si fue amor, creo que fue un noviazgo que pudo haber sido bello de haber quedado en una promesa inconclusa.

     No sé si amé, no sé si fue amor del amor y de las promesas de Paraíso forjado por dos, no sé si es un poco una exagerada necesidad de sentirse único, no sé qué es. Podría decir que crecí, que la inocencia se fue, que la más bella promesa es la que uno se hace a uno mismo, que el amor cuando se cree como amor lastima y cuando se asume como palabra, como experiencia, enseña. 
    
     Convencido de no saber se plantea su ignorancia, amar o no amar, estar conciente de ello lo convertiría en fracasado, ya posee demasiados fracasos, mejor no saber y ser ignorante y dejar la puerta abierta a seguir aprendiendo y si es posible en algún momento poder decir -Si, amé.

     Se acuesta, con sus manos dibuja corazones en el aire, sonríe pensando en ella, sus ojos se humedecen, cuanto duele ignorar, duele por ignorante o duele por saber que no saber está totalmente teñido de silencios que duelen. Otro engaño más, otra verdad que se fuga en una noche de corazones que se disuelven en el aire.

                                                                               Gorrión de papel.



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